DIVERSIÓN Y ROCK EN EL FESTIVAL ROCK & PICNIC
Foto Leyda Luz Castillo /Reseña Melisa Garza Fuentes
Un mar de recuerdos inundó hasta la última esquina del Woodstock Plaza con el desfile de melodías de los años ochenta, noventa y dos mil fusionadas con las tendencias actuales del rock.
Chicos y grandes; parejas y familias. A sombrero, con pañuelos, moda hippie, exóticos peinados y peculiares vestimentas, los 5 mil asistentes con el rock como factor común adornaron el ambiente del singular festival que aguardaba en cada una de sus esquinas una opción para divertirse y revivir múltiples etapas de sus vidas.
La tranquilidad se vivió en el espacio dedicado al picnic que ofreció una espléndida vista a la pantalla que transmitía el concierto; por el contrario, el Discorama pintó de luces los cuerpos de los amantes del baile con las melodías de un Dj que amenizaba la fiesta.
Las estatuas y diferentes obras que adornan el colorido Woodstock Plaza, los cuales fueron el cuadro perfecto para las fotos que muchos tomaron a lado de réplicas de grandes del espectáculo como John Lennon, Marilyn Monroe y Elvis Presley.
Carreras, batallas, aventuras e intensos partidos de futbolito y hockey, se vivieron en los adentros del Arcade Center que daba a los asistentes la oportunidad de volver a esos días en donde la feria de mamá era destinada para “las maquinitas” de la tienda de la esquina.
Sobre este espacio de total diversión, se encontraba el Cinema al aire libre, en dónde el filme proyectado y olor de las palomitas recién hechas formaban a la perfección una típica escena de los años 50, cuando esta actividad era todo un fenómeno y, bajo las estrellas, se podía disfrutar de buena velada.
Sin embargo, a pesar de las numerosas actividades, fue en el escenario donde las almas llegaron al éxtasis al recordar momentos entrañables, amores del pasado, buenos momentos con amigos, grandes conciertos y diferentes épocas de su vida; todo, con el sonar de las melodías de las 10 bandas invitadas.
El rugir de Rebel Cats se encargó de abrir el festival y, ataviados con trajes de leopardo, ambientaron el lugar con su inigualable rockabilly. Seguido de los felinos, Rostros Ocultos empapó al público de rock and roll puro, y con la locura y gritos a la máxima potencia, hicieron de su presentación todo un éxito.
Si tú estás lejos, canción que representa al festival, fue coreada a todo pulmón con la llegada de Los Románticos de Zacatecas, una de las bandas más jóvenes del festival.
Posteriormente, en medio de una ligera llovizna, 6 enmascarados de negro salieron a escena para subir al ambiente a 45 grados. A Band of Bitches abarrotó la zona e hizo que entre brincos y empujones se armara toda una fiesta.
Con una espléndida dominación del arco, uno de sus integrantes dejó admirado a más de uno con su habilidosa forma de tocar el violín
El crujir de las tablas se hizo presente cuando la bomba de rap, hip-hop, funk, soul y rock de los argentinos Illya Kuryaki and The Valderramas estalló ante los cientos de espectadores, y con infinidad de saltos lograron satisfacer sus oídos.
Posteriormente . las dulces y armoniosas melodías emanadas por la voz de Denis Gutiérrez de Hello Seahorse!, engalanaron el lugar y con luces moradas y rojas que se tatuaban en su cuerpo, logró arrancar de los labios de muchos un “Te amo Denise”.
Las pintorescas paredes del Woodstock Plaza también fueron testigo de la primera y última presentación de Duncan Dhu en la ciudad, Cuando llegue el fin fue irónicamente el tema que inició la inolvidable velada, y fue por poco más de una hora que los fieles seguidores de la banda ochentera, rozaron la eternidad con temas como “Palabras sin nombre”, “Jardín de rosas” y “Capricornio”:
Fue con la actuación de Moderatto que la fusión de adrenalina, astucia, locura y rock, pintó de colores el lugar mientras los privilegiados fanáticos presenciaron el estreno de las canciones de su nuevo disco “Malditos pecadores”.
Los fanáticos de la banda se quemaron de amor con la voz de Byran Amadeus en la interpretación de los clásicos “De mí enamórate”, “Volver, volver” y su más reciente sencillo, “Amor prohibido”.
Para el deleite del público, la banda unió sus voces con Enanitos Verdes al interpretar Que no quede huella y, posteriormente, la picardía invadió el ambiente con el arrebato de una joven a la que su fanatismo por la banda la llevó a despojarse de su blusa y bailar ante los sorprendidos ojos de Amadeus y todos los espectadores.
Enanitos Verdes rompió el silencio con el inicio de Guitarras Blanca, que convirtió el lugar en una enorme fiesta en donde lo único que podía oírse eran los gritos de los felices fanáticos que a juego con la canción exigían Déjenos bailar.
Fue un mágico día el que vivieron los fan