REDEEMER OF SOULS TOUR EN MONTERREY
By JuanCa Hernandez / Foto Leyda Luz
El color claramente menos ausente en estos eventos de gran envergadura, como es el recibir a una banda tan emblemática del metal como Judas Priest, es el negro; bien combinado con mezclilla o de predominante en las prendas superiores, hasta con uno que otro aventurado a portar chaqueta de cuero aun con el bochorno que abundó en Monterrey.
La cita a la ceremonia estaba indicada a las 21:30 horas y el inicio correría a cargo de la banda local AGORA, quienes obsequiaron buen sonido y aflojaron algunos músculos del cuello de varios durante cinco canciones.
Los feligreses congregados entendieron la señal del momento a punto de volverse épico con tan solo un fragmento de War Pigs, pues fue coreado por toda la masa. Los tambores, alineación de guitarras y bajo iluminadas por luces como fuego, iniciaron la hoguera en que los brazos enérgicos de la audiencia serían las llamas que avivarían el paso al sacerdote Rob Halford que se apoyaba sobre un bastón que solo una canción duró, y por un dragón de metal desde el fondo se acompañó.
Abundaron los solos ardientes y las voces entregadas de rodillas, así como las manos en señal de cuernos y el incesante headbanging, Love Bites fue amenizada por visuales de la película Nosferatu con todo y baquetas volando sincronizadas con más gritos de Rob. Después de la aclamación “JUDAS! JUDAS! JUDAS!”, el celebrante indicó que era tiempo de zombies para con una sotana de cuero entonar “March of the damned, segida por Turbolover, el momento infaltable del “british steel” se daría con Breaking the law y su consecuente entrada de motocicleta en Hell bent for leather y terminar con Painkiller un gran éxito de la banda.