Padres, Hijos y Rock And Roll: La Herencia de Hombres G

 Padres, Hijos y Rock And Roll: La Herencia de Hombres G

Entre nostalgia y energía renovada, Monterrey vibró con la banda española Hombres G, que demuestra que el tiempo puede pasar, pero la pasión nunca envejece.

Hombres G – cortesía OCESA

Por Federico Aguilera 

Ligeras bocanadas de aire fresco aliviaban un poco el bochorno de una tarde calurosa. En las afueras del estadio Banorte en Monterrey , los gritos de los vendedores ambulantes anunciaban con entusiasmo la mercancía pirata: tazas, playeras y gorras. Agentes de policía y vialidad custodiaban los alrededores. El club de fans “¿Estamos locos o qué?” repartía globos a los asistentes, indicando que debían lanzarlos justo cuando sonara la canción que Hombres G escribieron para este país y que titularon “México”, la cual, de hecho, marcó el arranque del concierto.

Hombres G
Hombres G – Cortesía OCESA

El público se distribuía en distintas generaciones. Se notaba cómo los padres habían pasado la estafeta musical a sus hijos, compartiendo juntos la emoción por la legendaria banda española. A las 9:30 en punto, las luces se apagaron y un grito generalizado inundó el estadio.

Enfundados en camisas negras y pantalones de mezclilla, los Hombres G saltaron al escenario, siendo recibidos con el mismo cariño, entrega y efusividad con que Monterrey los ha hecho desde 1986. El setlist de la noche estuvo compuesto, en su mayoría, por temas de su época dorada, aunque canciones como “Lo noto” y “¿Qué soy yo para ti?” rompieron esa línea de tiempo.

Los Hombres G - Cortesía OCESA
Hombres G – Cortesía OCESA

A diferencia de otras giras, en las que solían ser acompañados por un par de músicos, esta vez contaron con una sección de vientos integrada por trompeta, trombón y saxofón, además de una corista, un guitarrista de apoyo y el eterno Jason Paradise en los teclados. Cuatro pantallas al centro mostraban en primer plano a David, Dani, Javi y Rafa —el más virtuoso del cuarteto—, quien lucía una camiseta de Blondie mientras disparaba sus mágicos riffs desde la guitarra.

Hombres G – Cortesía OCESA

Cervezas iban y venían, mientras los celulares capturaban los momentos más intensos de la noche con canciones como “Indiana”, “Suéltate el pelo”, “Marta tiene un marcapasos”, “Temblando” y “Venezia”. Para los fans más clavados en los lados B, sonaron joyas como “La carretera”, “Tengo una chica”, “Una mujer de bandera” y “Solo otra vez”. Las arrugas en el rostro, la voz algo desgastada y el cabello escaso son señales de que el tiempo no pasa en vano para los Hombres G, como bien lo refleja el título de una de sus canciones: El tiempo no es mi amigo.

Los Hombres G - Cortesia OCESA
Hombres G – Cortesía OCESA

Aun así, Hombres G siguen tocando como si el calendario no contara. Dieciocho mil personas fueron testigos de un ritual que no envejece. Y cuando sonó Sufre, Mamón, el estadio entero explotó. Era la última sacudida de una noche que no quería morir, un último coro lanzado al cielo como quien lanza una promesa. El público terminó exhausto, con las gargantas gastadas pero los corazones latiendo fuerte. Quizá mañana necesiten horas extra de sueño y paracetamol, pero esta noche, quedará grabada para siempre. Porque al final, mientras suene la música, seguirán siendo eternamente jóvenes.